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Por cierto que lo hago con toda mi persona, con todos mis sentimientos, con toda mi emoción, con mis penurias, con mi talento, con mis habilidades, con mis defectos, con mis virtudes. Pero lo que tengo que inventar es un avión y la única verificación y no juicio es, si el invento que hice vuela o no vuela.
Nota: La célebre proposición de Lautréamont de que la poesía no es más que el encuentro fortuito de un paraguas, una máquina de coser sobre una mesa de vivisección, sigue estando vigente, por lo menos hasta hoy.
Pero con signo invertido, no es ya un juicio moral sino un momento constitutivo fundamental de la obra de arte.
Se supone que los momentos no se distinguen entre sí, se supone, no es que sea, yo postulo que no son distintos entre sí, son homogéneos.
Simone Weil, filósofa francesa
Esto que hago con las palabras, puede ser cualquier elemento de cualquier lenguaje. Pueden ser pies, manos, cabello, ojos, etc. Hölderlin dice que la poesía empieza después. Por la continuidad de palabras.